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lunes, 22 de marzo de 2010

España esconde decenas de casos de pederastia


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Iglesia sin Abusos pide a las víctimas que denuncien las agresiones y acusa a la jerarquía de mantener "un imperdonable silencio"


"Somos una voz en el desierto". En 2002, el abogado Carlos Sánchez era catequista en la vicaría VI de Madrid cuando saltó el escándalo de un cura pederasta en su parroquia. Pese a sus denuncias, el sacerdote, Rafael Sanz Nieto, fue trasladado de iglesia y luego enviado a un monasterio. Los catequistas, que acudieron al cardenal Rouco Varelaen busca de ayuda, fueron expulsados de sus cargos y el silencio se implantó en la diócesis. Aquel suceso llevó a Sánchez y otros compañeros a crear la asociación Iglesia sin Abusos, que logró, finalmente, llevar ante los tribunales al eclesiástico. Este fue condenado a dos años de cárcel. "Es uno de los ocho curas que en España han sido condenados a la cárcel por estos delitos", recuerda Sánchez. Además, la sentencia obligó al Arzobispado de Madrid a pagar una indemnización de 30.000 euros por responsabilidad civil.
Ocho años después, y cuando los escándalos por abusos sexuales entre el clero proliferan por todo el orbe católico, comienzan a conocerse casos en España. El último, el del religioso de San Viator José Ángel Arregi, detenido en Chile en posesión de centenares de grabaciones de abusos a menores en distintos colegios españoles. La investigación ha determinado que el religioso poseía filmaciones de maltratos sexuales cometidos por él mismo a 15 alumnos españoles de los colegios San Viator de Madrid, San Viator de Vizcaya y el San José de Basauri. Además, un ex alumno del colegio de San Viator de Huesca denunció la pasada semana un nuevo caso de abusos presuntamente relacionados con Arregi durante el curso 92/03, cuando este religioso era tutor de un curso de segundo de Primaria.
Un estudio reveló que el 4% de los abusos los cometen

Informe de 1994

La Iglesia española suele defenderse ante estos escándalos asegurando que los casos de abusos sexuales entre el cleroson residuales. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario. Félix López Sánchez, catedrático de Psicología de Sexualidad en la Universidad de Salamanca, realizó en 1994 un estudio sobre este fenómeno, el único con datos de todo el Estado español. En él se concluía que el 4,17% de los abusos contra menores en nuestro país habían sido cometidos por religiosos. La cifra aumentaba hasta el 9% si se hablaba únicamente de niños varones. El experto daba especial relevancia a este dato, puesto que "en aquella época especialmente en los años 50, 60 y 70 los religiosos tenían más acceso a los niños que a las niñas".
En el caso de las niñas -abusos cometidos en centros religiosos femeninos, gestionados por monjas- el porcentaje bajaba al 1%. "Los agresores son casi siempre hombres, sean homosexuales o heterosexuales, laicos o religiosos", constataba ayer al diario Deia el autor del estudio.
La mayor parte de las víctimas son varones, entre 9 y 14 años de edad
La mayor parte de las víctimas son varones, de entre 9 y 14 años, de todas las clases sociales, que tuvieron contacto con los religiosos. Los abusos se llevaban a cabo "especialmente en internados, aunque también en parroquias o campamentos", añadía.

Ocho casos en estudio

Al calor de las últimas escándalos en Europa, hasta Iglesia sin Abusos han llegado en las últimas semanas docenas de supuestos casos de abusos pendientes de denuncia. Al menos ocho "son absolutamente verosímiles", señala Carlos Sánchez. Hay casos de religiosos, de curas diocesanos, en colegios o en parroquias, con niños y adolescentes. "Sólo coinciden en una cosa, y es que todos son contra chicos, ninguno contra chicas", incide el experto.
Cañizares asegura que el tema no le preocupa "excesivamente"
Uno de los que la asociación está valorando se produjo en Ibiza, y se trata de abusos a un menor que hoy sobrepasa los 20 años de edad y cuyo presunto autor es un sacerdote diocesano. "Se llegó a un acuerdo extrajudicial, auspiciado por la familia del chico, que no quería denunciar al cura". Otro de los casos se produjo en Barcelona, esta vez a manos de un religioso. "Es un caso de hace más de 30 años", señalan desde Iglesia sin Abusos, donde reconocen que la víctima se resiste a denunciar.

Manto de silencio

Todavía hoy, cuando el Papa incluso ha escrito una carta a los católicos irlandeses pidiendo perdón y aplicando la "tolerancia cero" para los culpables de abusos dentro del clero, en la Iglesia española se sigue imponiendo lo que el abogado Carlos Sánchez califica como "un imperdonable manto de silencio". No obstante, un religioso consultado por este diario que prefiere mantenerse en el anonimato apunta que "es posible que pronto salgan más casos de denuncias, seguramente de hace muchos años". Éste, responsable de una congregación con sede en Madrid, insiste que "nosotros somos partidarios de que se denuncie y se investigue, pero no queremos que se señale a todos los religiosos por los pecados de unos pocos", añade.
Hasta ahora, la Iglesia trataba al cura acusado como a un "enfermo"
Ni la Conferencia Episcopal ni el Arzobispado de Madrid han querido hablar del caso del religioso de San Viator, pero en el interior de estas organizaciones algunas voces advierten de que "ahora comenzarán a salir casos en Iberoamérica". Y es que, según explican a Público desde otra congregación religiosa masculina, "antes se veían estos casos con un prisma diferente. El sacerdote era un enfermo al que había que cuidar, y se le enviaba a misiones". Allí, con menos control, muchos continuaron con los abusos.
Sólo el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha expresado su "absoluta condena" ante estos "gravísimos crímenes", aunque matizando que "sería injusto que se encendiese el ventilador y se pretendiese extender a todo el conjunto del clero esa lacra". Por su parte, el cardenal Cañizares aseguró que esta problemática "no me preocupa excesivamente", alegando que las denuncias formaban parte de una campaña de "ataques para que no se hable de Dios".
Hasta ahora, la Iglesia española no ha sufrido ningún proceso conjunto de este tipo de atrocidades contra menores al estilo de EE UU, Irlanda o Alemania. Sólo casos aislados.

1 comentario:

  1. Ya Federico Lombardi dijo lo mismo que Munilla y no es del todo adecuado.
    En primer lugar es un contraataque de la iglesia para apaciguar las críticas. Nadie piensa que este sea un problema generalizado en la iglesia. Si es un problema de hace tiempo que los prelados de la iglesia no han sabido o no han querido solventar.
    En segundo lugar al entrar en porcentajes con respecto a otras instituciones y/o con la propia familia se está afirmando que la iglesia es un reflejo, en la proporción adecuada, de lo que ocurre en la vida misma, crímenes, violaciones, satanismo, etc. ¿verdad que no es así? pues no digáis sandeces.
    Por otro lado aunque al Sr. Cañizares no le preocupe mucho, a la Iglesia seglar si nos importa porque deseamos que los sacerdotes sean serios abracen y cumplan con la castidad y no que se dediquen a mariposear con unas,os y con otras,os desestabilizando matrimonios cuanto mas que sean o se hagan pederastas.
    La iglesia seglar, desea cuando menos que la justicia hacia las víctimas vaya enfocada:
    1.- Los tribunales de justicia han de emitir sentencia. y ha de ser cumplida.
    2.- Compensación económica a las víctimas.
    3.- Los responsables han de ser separados de sus quehaceres pastorales,cuanto antes, en estas condiciones no son ejemplo para nadie.
    4.- Conversión, conversión y conversión.
    5.- Estrecha vigilancia mientras dure su adaptación
    6.- Si superan con éxito la reconversión, integrarlos de nuevo en la vida pastoral.
    7.- De no superar la prueba, suspensión definitiva.
    Si no hacen esto y no se lo toman en serio el desprestigio va a ser grande porque entre otras cosas va a poner de manifiesto la autoridad del Santo Padre sobre las conferencias episcopales.
    Ah, además otra cosa si se desea evitar campañas masónicas orquestadas nada mejor que resolver los problemas presentes y evitar en el futuro que vuelva la pederastia u otras actividades ilícitas a los ojos del Señor entre los miembros de la iglesia clerical.
    Y recordar que todo esto se ha producido por no haber actuado antes con contundencia lo que indica que o bien altos prelados estaban en el tema o hacían la "vista gorda".
    Por lo tanto indicar ahora que nos sentimos perseguidos es una actitud, al menos, soberbia y fuera de lugar.

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Cabo de Palos

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