De Corazón a corazón: Ez 37,21-28 ("Los congregaré de todas partes… Los purificaré y serán mi pueblo, y yo seré su Dios"); Jn 11,45-56 ("Jesús iba a morir… también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos")
Contemplación, vivencia, misión: Nuestra lógica no entiende por qué Jesús vivió un tiempo tan breve (33 años) y murió como todos. "Tenía que morir" para vencer la muerte y dar sentido a la vida. Una hojita seca, caída del árbol, ya tiene sentido: la vida es hermosa si se hace donación. Entonces Dios la recupera con creces, insertándola en la misma vida de Cristo, quien "murió y resucitó por todos" para que todos "vivan para él" (2Cor 5,15).
*En el día a día con la Madre de Jesús: Así vivió María compartiendo la misma suerte (la misma "espada") de Jesús, participando en la vida de quien es "luz de los pueblos" (Lc 2,32).
*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "La Iglesia debe cumplir su destino providencial, la evangelización, como predicación alegre, paciente y progresiva de la muerte y resurrección salvífica de Jesucristo" (Evangelii Gaudium, n.110)
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