De Corazón a corazón: Hech 4,23-31 ("Quedaron llenos del Espíritu Santo y predicaban la palabra de Dios con audacia"); Jn 3,1-8 ("El que no nazca de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios")
Contemplación, vivencia, misión: Jesús Resucitado nos regala lo mejor que tiene: su misma vida divina como relación de donación al Padre y en el Espíritu Santo. Es la "vida nueva" como "nacimiento nuevo". Nacemos a esta nueva vida recibiendo la Palabra en el corazón; entonces no hay rebajas en la entrega ni fronteras en la misión.
*En el día a día con la Madre de Jesús: Juan Pablo II, ahora ya canonizado, nos dejó estas pautas marianas en su encíclica Redemptoris Mater: Aceptar su "mediación materna" en "comunión de vida" con ella, cuya "presencia" es "activa y materna". Esta devoción o "espiritualidad mariana" consiste en imitarla y "dejarla entrar", para prolongar en nosotros (en la Iglesia) su "nueva maternidad".
*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "Es el Resucitado quien nos dice, con una potencia que nos llena de inmensa confianza y de firmísima esperanza: «Yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5). Con María avanzamos confiados hacia esta promesa" (Evangelii Gaudium, n.288).
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