De Corazón a corazón: Dan 13,1-9.15-17.19-30.33-62 (Susana: “Su corazón tenía puesta su confianza en Dios”); Jn 8,1-11 (“El que esté sin pecado, arroje la primera piedra”)
Contemplación, vivencia, misión: Cuando se destierra a Dios del horizonte de la vida, cualquier ser humano se reduce a un quita y pon, una cosa útil para tomar y descartar. Si Cristo no entra en nuestro modo de pensar y de valorar las cosas y las personas, se origina el caos por la falta del centro de gravedad. Si ponemos la confianza en Cristo, es posible ver los acontecimientos con una nueva luz para no caer en las aberraciones de todas las épocas.
*En el día a día con la Madre de Jesús: La Palabra de Dios había entrado en el corazón de la Virgen, antes que en su seno. Las dudas dolorosas de San José se disiparon cuando aceptó los nuevos planes de Dios: el “Emmanuel” (Dios con nosotros) nace de María “la Virgen”, para bien de toda la humanidad.
*Alegría del Evangelio, renovación misionera: “A todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus defectos y caídas” (Evangelii Gaudium, n.44)
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