De Corazón a corazón: Rom 4,13-18 (Abraham,"esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones"); Lc 12,8-12 ("Cuando os lleven ante los magistrados… el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir").
Contemplación, vivencia, misión: La vida de Jesús (como la de sus seguidores) está impregnada de Espíritu Santo: Encarnación, visitación, bautismo, anuncio de un nuevo nacimiento, promesa y comunicación del Espíritu, etc. Ser "prisionero del Espíritu", como Pablo, supone dejarse sorprender por Dios y no dejarse guiar por otras mociones (del espíritu malo o del espíritu "natural"). Ante las dificultades, no existe otra actitud auténtica fuera de la de Jesús: beber el "cáliz" preparado por el Padre para hacer de la vida una donación, esperando más allá de toda humana esperanza.
*En el día a día con la Madre de Jesús: María quiere cantar en nuestro corazón su "Magníficat" de gratitud, recordando las promesas hechas a Abraham y cumplidas en Jesús que vive en nosotros.
AÑO DE LA FE: "María, te damos gracias por tu fe de mujer fuerte y humilde y renovamos nuestra entrega a ti, Madre de nuestra fe" (Papa Francisco, 12 octubre 2013).
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