De Corazón a corazón: 1Mac 6,1-13 (Muere el rey Antíoco, perseguidor); Lc 20,27-40 (La vida en el más allá: "Son como ángeles, y son hijos de Dios, por ser hijos de la resurrección")
Contemplación, vivencia, misión: Es frecuente oír la máxima: "Todo pasa". Ya lo decían los sabios de la antigüedad. De la historia sólo queda lo que haya sido "verdad", como reflejo de Dios que es Verdad y Amor. Pensar, vivir y testimoniar esta trascendencia (especialmente por la fidelidad matrimonial o virginal), supone ir contra corriente de la moda; pero es lo único que puede sostener el caminar histórico de la humanidad. Sin Dios, trascendente, la humanidad no tiene futuro.
*En el día a día con la Madre de Jesús: En María, el signo de esa trascendencia es su "virginidad". No es un aditamento circunstancial del que se pudiera prescindir, sino el signo de que Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre por obra del Espíritu Santo. Esta gracia de María nos pertenece como hijos suyos.
AÑO DE LA FE: "El despertar de la fe pasa por el despertar de un nuevo sentido sacramental de la vida del hombre y de la existencia cristiana, en el que lo visible y material está abierto al misterio de lo eterno" (Lumen Fide, n.40).
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