De Corazón a corazón: 1Sam 24,3-21 (David no quiere matar a Saúl); Mc 3,13-19 ("Llamó a los que quiso… para que estuvieran con él… y para enviarlos a evangelizar")
Contemplación, vivencia, misión: En el evangelio siempre se pueden entrever los latidos del Corazón de Cristo, que mira con amor y llama por amor, para entablar una amistad con él y dedicarse con él a llevar a efecto los designios del Padre sobre toda la humanidad. Entrando en esta "onda" de su amor, no hay lugar para las envidias ni para las revanchas. El amor llena el corazón y no deja sitio para tonterías. "De cara al mundo, la acción conjunta de los cristianos... asume también las dimensiones de un anuncio, ya que revela el rostro de Cristo" (Juan Pablo II, Ut unum sint, n.75).
*En el día a día con la Madre de Jesús: Cuando se reciben las palabras de Jesús en el corazón (como María: Lc 2,51), nos convertimos en Iglesia misionera y madre.
*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "La actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia… ¿Qué sucedería si nos tomáramos realmente en serio esas palabras? Simplemente reconoceríamos que la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia" (Evangelii Gaudium, n.15)
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