De Corazón a corazón: 1Jn 3,7-10 ("El que ha nacido de Dios no peca, porque la semilla de Dios permanece en él"); Jn 1,35-42 ("¿Dónde vives?... Venid y lo veréis… Permanecieron con él")
Contemplación, vivencia, misión: El verdadero encuentro con Cristo ya no se puede olvidar jamás. Se le encuentra cuando no se tienen prisas en el corazón y cuando se vive la realidad como servicio de donación. Propiamente es el mismo Cristo que se hace encontradizo, escondido en la realidad cotidiana. Ya no se puede prescindir de él ni se puede dudar de su amor. Tempestades las habrá siempre, también sin lógica ni sentido aparente. Pero sentiremos la mano de Cristo presente que nos aprieta la nuestra, si escuchamos su palabra y le acompañamos en la Eucaristía.
*En el día a día, con la Madre de Jesús: Todos cuantos fueron a Belén (pastores y "magos de Oriente"), encontraron al niño "con María su madre" (Mt 2,11; Lc 2,16)
*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "Miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos: «¡Hemos encontrado al Mesías!» (Jn 1,41)" (Evangelii Gaudium, n.120)
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