De Corazón a corazón: Jer 23,5-8 ("Suscitaré a David un Germen justo"); Mt 1,18-24 ("José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo… el Emmanuel")
Contemplación, vivencia, misión: Entre tantos adornos "navideños", a veces Jesús es el gran ausente. Las "dudas" de San José reflejan nuestra perplejidad ante tanta bondad de Dios que quiere compartir nuestra misma realidad histórica. Jesús nace de nuestra estirpe, para hacernos partícipes de su misma divinidad, como hijos en el Hijo, también por obra del Espíritu de Amor. Hace posible que lleguemos a ser persona humana de un modo nuevo. La virginidad de María es anuncio de ese novedad.
*Hacia la Navidad con la Madre de Jesús: María es "siempre Virgen" porque pertenece totalmente (en cuerpo y corazón) a Cristo su Hijo: "Guiada por el Espíritu Santo, se consagró toda al ministerio de la redención de los hombres" (PO 18). Su corazón nunca puso obstáculo al amor.
*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "Los fieles que viven con la Liturgia el espíritu del Adviento, al considerar el inefable amor con que la Virgen Madre esperó al Hijo, se sentirán animados a tomarla como modelo y a prepararse, vigilantes en la oración y... jubilosos en la alabanza, para salir al encuentro del Salvador que viene" (MC n.4)
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