De Corazón a corazón: Is 41,13-20 ("No temas, yo te ayudo… Convertiré la tierra árida en hontanar de aguas"); Mt 11,11-15 ("Desde los días de Juan Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia")
Contemplación, vivencia, misión: Ser mensajero o precursor de Jesús (como Juan Bautista), equivale a correr su mismo riesgo de rechazo. Para que el desierto se convierta en un hontanar de agua, se necesita un cambio profundo. Jesús ha venido y sigue viniendo para comunicarnos esta fuente de agua viva, que es su misma vida divina. Hay que sentir la sed del amor que nos falta. Jesús ofrece su agua viva a quienes se reconocen sedientos de vida nueva (cfr. Jn 7,37-38).
*En el día a día con la Madre de Jesús: María y José compartieron la misma suerte de Jesús: dejar Nazaret, aventurarse hacia Belén, no encontrar posada, vivir exiliados en Egipto. Pero el mejor premio es ser amados por el Señor y poderle amar.
*Alegría del Evangelio, renovación misionera: "Es en los santuarios, donde puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella… Como a san Juan Diego, María les da la caricia de su consuelo maternal y les dice al oído: «No se turbe tu corazón … ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?»" (Evangelii Gaudium, n.286).
Para Ntra. Sra. de Guadalupe: ver Año Litúrgico (María) o portada siguiente.
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