(Índice: Cap.I: La transformación misionera de la Iglesia. Cap.II: En la crisis del compromiso comunitario. Cap.III: El anuncio del Evangelio. Cap.IV: La dimensión social de la evangelización. Cap.V:Evangelizzadores en Espíritu)
(Introducción. La alegría del encuentro con Cristo que llama a la misión)
1.La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús… Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría… quiero invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría… 3.Invito a cada cristiano… a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo… (cf.nn.8, 120, 161, 197 y cap.V)
Cap.V: "Evangelizadores en Espíritu"
259… Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios.
261… Una evangelización con espíritu es una evangelización con Espíritu Santo, ya que Él es el alma de la Iglesia evangelizadora.
(Motivaciones para un renovado impulso misionero)
262… Sin momentos detenidos de adoración, de encuentro orante con la Palabra, de diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían de sentido, nos debilitamos.
(El encuentro personal con el amor de Jesús que nos salva)
264. La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más… Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo, necesitamos detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos… ¡Qué dulce es estar frente a un crucifijo, o de rodillas delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus ojos! … La mejor motivación para decidirse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor, es detenerse en sus páginas y leerlo con el corazón.
265… Iodos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno…
266. Pero esa convicción se sostiene con la propia experiencia, constantemente renovada, de gustar su amistad y su mensaje… El verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo, sabe que Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera.
267. Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama.
(El gusto espiritual de ser pueblo)
268… Cuando nos detenemos ante Jesús crucificado, reconocemos todo su amor que nos dignifica y nos sostiene… esa mirada de Jesús se amplía y se dirige llena de cariño y de ardor hacia todo su pueblo.
270. A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana.
272. Sólo puede ser misionero alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás. 275… Jesucristo verdaderamente vive. 276. Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Es una fuerza imparable…
278. La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive… que no nos abandona, que saca bien del mal con su poder y con su infinita creatividad… 280. Para mantener vivo el ardor misionero hace falta una decidida confianza en el Espíritu Santo, porque Él «viene en ayuda de nuestra debilidad» (Rm 8,26).
(La fuerza misionera de la intercesión)
282… Cuando un evangelizador sale de la oración, el corazón se le ha vuelto más generoso… está deseoso de hacer el bien y de compartir la vida con los demás.
(María, la Madre de la evangelización) (SIGUE)
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