Casi diez años en prisión no le han bastado para aprender a refrenar sus bajos instintos. Pero nunca es tarde; ahora dispondrá de otra temporada a buen recaudo, con tiempo de sobra para meditar sobre su particular forma de entender la sexualidad y sobre las nefastas consecuencias que acarrea. Si vuelve a dejar la cárcel con la misma actitud con la que lo ha hecho siempre, no es temerario aventurar que volverá a verse tras sus muros.
No en vano, José León Tornero Santos acumula un amplio historial de abusos sexuales a menores y de otras prácticas vinculadas a ese delito, como la posesión y la distribución de pornografía infantil, con anotaciones en los registros policiales que se remontan a 1997. Entonces tenía 22 años, pero ya apuntaba a que podía acabar dando mucho que hablar por la irreprimible atracción que parecía sentir por los adolescentes y, sobre todo, por un carácter impulsivo y agresivo que indicaba escasa capacidad de autocontrol.
José León Tornero pasó a convertirse en el 'enemigo público número 1' de los menores murcianos allá por el mes de septiembre del 2001, cuando la Policía Nacional lo detuvo con 25.000 archivos de imágenes pornográficas con chicos y unas 500 cintas de vídeo, algunas de ellas con los abusos que él mismo cometía sobre algunos adolescentes y que vendía a unas 3.000 pesetas. En ese sentido fue un precursor: muchos más, después de este murciano, utilizaron internet como vía para negociar con ese material extremadamente sensible.
Desde entonces su vida se convirtió en un círculo de ingresos en prisión, salidas en libertad condicional, nuevas detenciones por abusos sexuales y vuelta a la cárcel. En 2004 fue arrestado cuando un menor de Madrid recibió en su correo electrónico un mensaje de un tal José, que se ofrecía a darle 60 euros y regalos a cambio de una felación.
Un año más tarde volvía a caer en manos de la Policía, por séptima ocasión, con motivo de la 'Operación Rúber'. Era el supuesto líder de una red formada por 18 pederastas, acusados de abusar de niños, grabarlos en vídeo e intercambiar sus imágenes. Casi una veintena de menores, entre ellos seis de Murcia, fueron identificados como víctimas.
Desde entonces, José León Tornero ha permanecido entre rejas, tanto con carácter preventivo como por haber ido acumulando condenas de los hechos referidos. Recientemente, después de purgar la pena derivada del 'caso Rúber', salió a la calle. Pero la libertad le ha durado muy poco. El pasado día 14, agentes de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Murcia lo detuvieron, acusado nuevamente de abusar de menores.
En concreto, José León Tornero había contactado con dos chicos de Alicante, ambos de 14 años, a quienes entregaba dinero y regalos a cambio de supuestos favores sexuales. Había contactado con ellos haciéndose pasar por ojeador de jóvenes talentos de fútbol, algo nada extraño, pues ya en 2001 se conoció que había rondado los círculos del fútbol amateur, como entrenador sin título de equipos de El Puntal, Monteagudo, La Alberca... Unos hechos que en su día causaron gran alarma entre los padres.
En otras ocasiones, además de ojeador, simulaba ser una atractiva joven, que incluso llegaba a enviar vídeos eróticos a los adolescentes para animarlos a hacer lo propio.
Una vez obtenido el material comprometido, chantajeaba presuntamente a los chicos y les obligaba a verse en persona, a cambio de no contarles a sus padres lo que estaban haciendo. Los encuentros acababan teniendo lugar en hoteles o en la casa del propio pederasta, donde presuntamente abusaba de los chicos. Luego los recompensaba con dinero o algunos obsequios.
Tras su detención se procedió al registro de su domicilio, donde se encontró abundante material informático, que está siendo analizado.
Se le imputan delitos de prostitución infantil, corrupción y provocación sexual. Huelga decir que ha vuelto a ser enviado a prisión.
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