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martes, 7 de agosto de 2012

Fwd: [Unosmomentos] Lecturas del 7-8-12 (Martes de la Semana 18)



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De: "Unos momentos" <unosmomentos@fibertel.com.ar>
Fecha: 7 de agosto de 2012 03:16:20 GMT+02:00
Para: <Unosmomentos@yahoogroups.com>
Asunto: [Unosmomentos] Lecturas del 7-8-12 (Martes de la Semana 18)
Responder a: Unosmomentos-owner@yahoogroups.com

 

 
 
 

 
Unos Momentos con Jesús y María
 

Lecturas del 7-8-12 (Martes de la Semana 18)

SANTORAL:
  San Cayetano
 
Lectura del libro del profeta Jeremías 30, 1-2. 12-15. 18-22
 
 Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: Así habla el Señor, el Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que yo te he dirigido.
 Porque así habla el Señor : ¡Tu herida es incurable, irremediable tu llaga! Nadie defiende tu causa, no hay remedio para tu herida, tú ya no tienes cura. Todos tus amantes te han olvidado, no se interesan por ti. Porque yo te he golpeado como golpea un enemigo, con un castigo cruel, a causa de tu gran iniquidad, porque tus pecados eran graves. ¿Por qué gritas a causa de tu herida, de tu dolor incurable? A causa de tu gran iniquidad, porque tus pecados eran graves, yo te hice todo esto.
 Así habla el Señor : Sí, yo cambiaré la suerte de las carpas del Jacob y tendré compasión de sus moradas; la ciudad será reconstruida sobre sus escombros y el palacio se levantará en su debido lugar. De allí saldrán cantos de alabanza y risas estridentes. Los multiplicaré y no disminuirán, los glorificaré y no serán menoscabados. Sus hijos serán como en los tiempos antiguos, su comunidad será estable ante mí y yo castigaré a todos sus opresores. Su jefe será uno de ellos y de en medio de ellos saldrá su soberano. Yo lo haré acercarse, y él avanzará hacia mí, porque si no, ¿quién se atrevería a avanzar hacia mí? -oráculo del Señor-.
 Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios.
 
Palabra de Dios.
 

SALMO Sal 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23 (R.: 17)
 
R. El Señor reedificará a Sión
 y aparecerá glorioso en medio de ella.
 
 Las naciones temerán tu Nombre, Señor,
 y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
 cuando el Señor reedifique a Sión
 y aparezca glorioso en medio de ella;
 cuando acepte la oración del desvalido
 y no desprecie su plegaria.
  R.
 
 Quede esto escrito para el tiempo futuro
 y un pueblo renovado alabe al Señor:
 porque él se inclinó desde su alto Santuario
 y miró a la tierra desde el cielo,
 para escuchar el lamento de los cautivos
 y librar a los condenados a muerte.
  R.
 
 Los hijos de tus servidores tendrán una morada
 y su descendencia estará segura ante ti,
 para proclamar en Sión el nombre del Señor
 y su alabanza en Jerusalén,
 cuando se reúnan los pueblos y los reinos,
 y sirvan todos juntos al Señor. 
R.
 
 
X Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-36
 
Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman.»
Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua.»
«Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame.» En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?»
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios.»
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.
 
Palabra del Señor.
 

 
Reflexión 
 
Este evangelio nos tiene que hacer ver nuestra vida.
En nuestra vida, también muchas veces, cuando nos apartamos del Señor, aparecen tempestades, aparecen inseguridades.
Y en esos momentos, Jesús nos extiende la mano, para que no nos hundamos, Él quiere salvarnos, pero somos tal vez nosotros, los que  no atinamos a extender  la nuestra, y entonces nos hundimos.
 
Jesús tranquilizó a Pedro y lo tomó de la mano. El cambio fue instantáneo; el miedo y la zozobra desaparecieron y sobrevino la tranquilidad y la paz.
 
Jesús actúa en nuestras vidas, como actuó con los discípulos, nos deja que pongamos todo nuestro esfuerzo en tratar de sobrellevar las distintas situaciones. Él viene en nuestro auxilio cuando ya nosotros hemos agotado todo lo que estaba en nuestras manos.
 
Cuántas veces nuestra poca fe es la causante de que nos veamos privados de la ayuda oportuna del Señor. No permitamos que la fe se apague en nuestras vidas, precisamente en los momentos en que más la necesitamos. Que la fe ilumine nuestros actos y toda nuestra vida, que sea la luz que oriente nuestras intenciones y nuestros sentimientos. Que la fe guíe nuestros planes y proyectos.
 
Este evangelio es algo así como la estampa de lo que a cada uno de nosotros nos va a pasar en algunos momentos de nuestra vida.
 
Tengámoslo presente, para que sepamos vivir el Evangelio en plenitud.
 
Aprendamos a prendernos de la mano de Jesús, miremos que todo pasa, que todo se hunde, que todo es inestable. Sólo el amor de Dios es el que permanece.
 
Digámosle como Pedro: "Señor, sálvame; Señor, alárgame tu mano, Señor, teneme siempre con vos; Señor, acordate  que soy tuyo y consérvame siempre tuyo.
 
¡Cuántas veces es nuestra poca fe, la causante de que nos veamos privados de la ayuda del Señor! Que en lugar de merecer el reproche del Señor "Hombre de poca fe" podamos escuchar lo que Jesús mismo dijo a la mujer del Evangelio: "Tu fe te ha salvado".
 
Vamos a pedirle hoy al Señor, que aumente nuestra fe y a María que nos enseñe a extender nuestra mano y agarrarnos fuertemente de la de Jesús, para que las dificultades no nos venzan.

 
Autor del cielo y el suelo,
que, por dejarlas más claras,
las grandes aguas separas,
pones un límite al hielo.
Tú que das cauce al riachuelo
y alzas la nube a la altura,
tú que en cristal de frescura
sueltas las aguas del río
sobre las tierras de estío,
sanando su quemadura,
 
danos tu gracia, piadoso,
para que el viejo pecado
no lleve al hombre engañado
a sucumbir a su acoso.
Hazle en la fe luminoso,
alegre en la austeridad,
y hágale tu claridad
salir de sus vanidades;
dale, Verdad de verdades,
el amor a tu verdad. Amén
Himno de la Liturgia de las Horas

 

 

 

SANTORAL:  San Cayetano

Nació Cayetano, de padres nobles, hacia el año 1480, en la ciudad de Vicenza, del señorío de Venecia. Sin embargo, algunos autores afirman que vio la luz en Gaeta. Efectivamente, el nombre Cayetano proviene del término latino caietanus, que significa "oriundo de Caieta" , como se llamaba esa ciudad en la época de los romanos.

Antes de nacer, ya la madre lo había ofrecido a Jesús. De pequeño, por este motivo, se lo llamaba Cayetano de Santa María.

Frecuentó desde muy joven las iglesias y le gustaba la soledad. En la universidad de Padua se graduó en jurisprudencia, en 1504. Al morir su progenitora, sintió con mayor fervor su vocación religiosa. Se estableció en Roma y el papa Julio II lo nombró protonotario apostólico y lo hizo camarero. Ordenado sacerdote en l516, entró en la cofradía del divino amor.

Al regresar a Vicenza, encontró un conjunto de gente humilde, devota y ejemplar, que él llamó sociedad santa. Deseó ser admitido como hermano y lo recibieron como padre y maestro.

Los aleccionó para que fueran útiles en el hospital de incurables y ejerció personalmente la caridad con los enfermos. Su ejemplo cundió por toda la ciudad. Caballeros, nobles, militares y vecinos de gran fortuna acudían como voluntarios al hospital. La gente hablaba de él: "Cayetano, varón de gran fe, noble e ilustre, ocupado en tan humildes ejercicios". Su confesor, religioso de la orden de predicadores, Ie sugirió que se trasladara a Venecia. Allí gastó gran parte de su fortuna en realizar obras de misericordia. Reparó el hospital, llamado Hospital Nuevo. El bien que realizó no fue sólo material, sino también espiritual, pues indicaba, a la vez que la terapéutica para los achaques del cuerpo, el remedio para las enfermedades del alma. Todavía se ve sobre la puerta principal del hospital la imagen del santo y la inscripción en que se lo llama "amado fundador". Acostumbraba decir que en la iglesia se rendía a Dios el homenaje de la adoración y "en el hospital lo encontramos personalmente".

Por segunda vez, por mandato de su confesor, se hizo presente en Roma, donde fundó otra congregación, para combatir a los herejes. Tuvo por compañero a don Juan Pedro Caraffa, obispo de Chieti (Teati), hombre austero y ejemplar que fue después el papa Pablo IV. El sumo pontífice Clemente VII aprobó esta orden en una bula despachada el 24 de junio de 1524.

Cayetano fue un reformador. Un fin guiaba al nuevo instituto: proveer santos prelados, quienes no podían poseer rentas ni pedir limosna, debiendo contentarse para su sustento con lo que espontáneamente se les ofreciera; es decir, debían entregarse sin reserva en manos de la providencia. Clemente VI I los denominó clérigos regulares. En Italia son llamados chietinos o teatinos por Juan Pedro Caraffa, que como dijimos era obispo de Chieti, que antiguamente se llamaba Teati.

La orden nunca ha tenido un número elevado de miembros, pero ha ejercido gran influjo en cuanto a la renovación de la vida cristiana en el seno de la Iglesia y en la transformación de las costumbres.

En el saqueo de Roma por las tropas de Carlos V, en 1527, Cayetano y sus religiosos fueron maltratados y encarcelados por negarse a entregar los bienes eclesiásticos, que repartieron entre los pobres. Las herejías del año 1547 en la ciudad de Nápoles lo sumieron en una gran pena e hicieron reagravar la enfermedad que sufría desde tiempo atrás. Abrumado por los achaques murió el 7 de agosto de aquel mismo año.

Su sepulcro se halla en la ciudad de Nápoles, en la iglesia de San Pablo. A él ruegan los sin empleo, para conseguir ocupación, y los negociantes para el buen éxito de sus empresas. Se lo llama patrono del pan y del trabajo.

 

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy:Santos: Sixto II, papa y compañeros, mártires; Cayetano, presbítero; Justino, Veriano, Pedro, Julián, Fausto, Carpóforo, Exanto, Casio, Severo, Segundo, mártires; Celso, Claudia, Conrado, confesores; Victricio, Donato, Donaciano, obispos; Domecio, monje; Alberto, carmelita.

 

 

Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: Hablar con Dios del P. Fernández-Carvajal, Cinco Minutos con Dios del P. A. Milagros, Meditaciones del Pueblo de Dios del P. E. López Rosas, Buenas Noticias para cada día del P. J.M.Garuza, Encuentros Bíblicos del P. M. Wiechs, Por los Caminos del Señor del Card. C. Martini, Palabra de Dios para cada día del P. N Quesson, Pensar por Libres del P. E. Monasterio, etc.. y los comentarios de la Biblia Latinoamericana y de EUNSA.  También se han incluido Himnos y Salmos de la Liturgia de las Horas y se han utilizado las biografías de Amigos de Dios y de los Hombres, de Esther Pizzariello de Leoz, y 365 Historias de Clovis Bovo, para la preparación del Santoral.

Los realizadores de esta recopilación de textos no pretenden en ningún caso atribuirse la autoría de los mismos, ni persiguen ningún fin de lucro ni otro, que no sea la propagación de la Palabra de Dios y la doctrina católica.
 
Unos Momentos con Jesús y María
 
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