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sábado, 29 de noviembre de 2014

El colectivo Iglesia sin Abusos considera a Ratzinger "máximo responsable" del encubrimiento de los casos de abuso sexual en España

El colectivo Iglesia sin Abusos considera a Ratzinger "máximo responsable" del encubrimiento de los casos de abuso sexual en España

El colectivo Iglesia sin Abusos considera a Ratzinger "máximo responsable" del encubrimiento de los casos de abuso sexual en España

El responsable del colectivo Iglesia sin Abusos, Carlos Sánchez Matto, en una imagen de archivo.DANI POZO

Las víctimas del clero piden un gesto al Papa

En apenas cuatro días dará comienzo en Santiago de Compostela la segunda visita a España del Papa Benedicto XVI, que concluirá el domingo en Barcelona. A diferencia de lo ocurrido en recientes viajes a otros países, en este no está previsto que Joseph Ratzinger se reúna con víctimas de abusos sexuales del clero. Esto se debe, según explican extraoficialmente fuentes eclesiales, a que en España "prácticamente no ha habido casos, apenas una docena". La realidad, sin embargo, resulta totalmente diferente, según los datos que maneja la asociación Iglesia sin Abusos, que da voz a las víctimas de abusos españolas que, "por miedo, dolor o cualquier otra razón" siguen esperando antes de denunciar el horror padecido.

Así, alrededor de un centenar de víctimas españolas "espera un gesto" antes de "tirar de la manta", como sucedió en Irlanda, Bélgica, Estados Unidos o Alemania, según indicó ayer a este diario Carlos Sánchez Matto, responsable de esta entidad. "Es preciso que los máximos dirigentes en una organización que ellos mismos describen como claramente piramidal asuman de forma clara sus responsabilidades y dejen el paso a otras personas cuyo pasado no esté contaminado con estas actuaciones", constata por otro lado esta asociación en un comunicado, en el que reclama medidas más radicales en el interior de la propia Iglesia. Entre ellas figura la dimisión del propio Benedicto XVI, a quien hacen "máximo responsable, aunque no único", de la política de silencio y encubrimiento que ha llevado a la institución a su mayor crisis desde la Ilustración. Y es que, en opinión de Iglesia sin Abusos, Ratzinger que desempeñó el cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe entre 1981 y 2005, y por cuyas manos pasaron todas las denuncias de abusos "tomó parte activa en la política de la Santa Sede de la que ahora nadie parece ser responsable".

Un centenar de afectados se está planteando "tirar de la manta"

Una respuesta insuficiente

Las víctimas de abusos reconocen, no obstante, que "Benedicto XVI se ha caracterizado en los últimos meses por sus reiteradas peticiones de perdón a las víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes de la Iglesia Católica". Pero agregan que se trata de una reacción que, en cualquier caso, "es claramente insuficiente para resolver la grave crisis de confianza en la que la Iglesia está sumida".

Esta crisis viene motivada por los horrores cometidos por algunos de sus miembros, pero también, y especialmente, por "la actuación generalizada de silencio, ocultación y encubrimiento en los casos de abusos sexuales ocurridos". Una estrategia a cuya cabeza estaban apostillan Juan Pablo II y su mano derecha, el hoy Papa Benedicto XVI.

El colectivo reclama una "depuración" de la cúpula eclesiástica

Tras los escándalos registrados en todo el mundo se han endurecido las normas y Ratzinger ha pedido perdón, comprometiéndose a que no volverán a suceder hechos similares. Sin embargo, para Iglesia sin Abusos, dichas medidas "son adecuadas pero insuficientes" sin que haya habido una asunción de responsabilidades al máximo nivel y una depuración en la cúpula eclesiástica, de la que el Papa es cabeza visible.

Para el responsable de Iglesia sin Abusos, Sánchez Matto, en España todavía resta, de un lado, que las víctimas "rompan el muro de silencio y se atrevan a denunciar de manera pública y masiva", y del otro, que la institución "que está viciada en su estructura, sea capaz de hacer una renovación en profundidad y con convicción, no obligada por las circunstancias". Sánchez Matto sabe de lo que habla. En 2002 denunció el caso de un sacerdote de Madrid que abusaba de menores, sin que la diócesis dirigida por el cardenal Rouco Varela hiciera nada por evitarlo. El Supremo condenó entonces al sacerdote a dos años de cárcel y al Arzobispado de Madrid a pagar 30.000 euros como responsable civil subsidiario. En este sentido, contrasta la actitud pasiva de Rouco con las actuaciones de los carmelitas de Castellón o del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro.

Iglesia sin Abusos no participó en la manifestación que el pasado domingo reunió a un centenar de víctimas de todo el mundo frente al Vaticano, que exigió a la Santa Sede la asunción plena de responsabilidades. Uno de los momentos más tensos sucedió cuando el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, quiso manifestar su "solidaridad" con las víctimas, siendo rechazado. Lombardi aclaró después que pidió a través de una carta no oficial a las víctimas que vean a la Iglesia como una "posible aliada" en su combate. En la misiva, afirmó que "la plaga de los abusos sexuales" es "uno de los grandes males del mundo actual", y que concierne a la Iglesia católica.

Cuando el Papa sí habló con las víctimas

1. Reino Unido

Benedicto XVI tuvo un encuentro de algo más de media hora de duración con cinco víctimas de abusos durante su visita a Londres, el pasado septiembre. Estas personas, aunque británicas, sufrieron abusos por parte de curas malteses durante su infancia.

2. Malta

En su visita a Malta en abril, el Papa mantuvo un encuentro de 20 minutos con ocho víctimas de abusos sexuales, con los que rezó y lloró según contó el Vaticano.

3. EEUU

La visita de Ratzinger a Estados Unidos (en abril de 2008) estuvo marcada por la polémica de los abusos a menores por curas católicos. Allí se encontró por sorpresa con cinco de los afectados.

La pederastia eclesial en España: siete condenados y tres en prisión

A lo largo de 2010, la Iglesia española ha conocido al menos tres casos de abusos sexuales. Uno, el del clérigo de San Viator José Ángel Arregui, condenado en Chile por abusos, pero cuyas víctimas podrían estar repartidas por toda España. El segundo, el de un religioso carmelita cuyos hermanos denunciaron a la Guardia Civil después de conocer los presuntos abusos el caso está siendo juzgado en estos momentos a un monaguillo en Burriana (Castellón). El último, cuando el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, puso en la calle a un párroco levantino tras conocer las acusaciones de graves casos de abusos sexuales.

La tónica general parece haber cambiado y, cada vez más, las instituciones eclesiásticas asumen la necesidad de la transparencia y la actuación frente a los abusos a menores. No obstante, en España sólo ha habido hasta el momento siete condenas a sacerdotes por pedofilia, y apenas una docena de denuncias.

¿Convicción u obligación?

Hasta el pasado abril, cuando el cardenal Antonio María Rouco Varela después de que el Papa lo hiciera reconoció el "pecado y el delito" de los abusos a menores, la política de la Conferencia Episcopal Española en relación a estos casos era bien distinta.

De hecho, hasta la fecha, sólo tres sacerdotes españoles han cumplido, o cumplen, condena por abusos sexuales. El más conocido de todos ellos es José Domingo Rey Godoy, ex párroco de Peñarroya (Córdoba), que en 2004 fue condenado a 11 años por abusos sexuales a seis niñas. En este caso, el sacerdote tuvo el apoyo incondicional de su obispo, que le mantuvo en su cargo hasta el día que ingresó en prisión.

Otro caso es el de Edelmiro Rial, de la diócesis de Tui-Vigo, quien fue condenado a 15 años por abusar de seis menores, que eran alumnos suyos y además hacían la función de monaguillos en su parroquia. Recurrida la sentencia, el Tribunal Supremo la elevó a 21 años. El último es el de Luis José Beltrán Calvo, ex párroco de Alcalá La Real (Jaén), condenado a ocho años de cárcel por abusos a un monaguillo.

Una visita con una audiencia potencial de 150 millones

Un total de 3.250 periodistas se han acreditado para cubrir el viaje de Benedicto XVI a España, que con una duración prevista de apenas 32 horas contará con una audiencia televisiva de unos 150 millones de telespectadores, según los cálculos de la Conferencia Episcopal Española. Su jefe de prensa, Isidro Catela, detalló ayer que la visita girará en torno a tres ejes programáticos: las peregrinaciones como clave de la construcción europea, la familia y "la dignidad de toda la vida y de la vida de todos" frente a "las legislaciones que contemplan el aborto como un derecho".

Aunque el viaje será "eminentemente pastoral", incluirá dos encuentros netamente políticos del Papa con Mariano Rajoy (en Compostela) y con José Luis Rodríguez Zapatero (en el aeropuerto de Barcelona).

También contará con la presencia de los Reyes y los Príncipes de Asturias, así como con un despliegue de seguridad y sanitario sin parangón en la reciente historia de Compostela y Barcelona.

La visita que en un principio no contó con el aval de la Conferencia Episcopal, pues fue gestionada directamente por los arzobispos de Santiago y Barcelona ha sido posible "gracias al empeño personal del Santo Padre", según confirmó Catela, que indicó que la organización espera que más de 300.000 personas se den cita el sábado en Santiago y otro medio millón en la Ciudad Condal.

Más allá de las cifras, lo cierto es que este viaje, junto al que ya realizara en 2006 a Valencia y el que le llevará a Madrid en agosto de 2011 para la Jornada Mundial de la Juventud, convertirá a España en el país más visitado por Benedicto XVI.

Foto. El responsable del colectivo Iglesia sin Abusos, Carlos Sánchez Matto, en una imagen de archivo. Dani Pozo

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