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martes, 22 de mayo de 2012

Fwd: [Unosmomentos] Lecturas del 22-5-12 (Martes de la Séptima Semana de Pascua)



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De: "Unos Momentos" <nbadano@intermer.com.ar>
Fecha: 21 de mayo de 2012 22:25:48 GMT+02:00
Para: <Unosmomentos@yahoogroups.com>
Asunto: [Unosmomentos] Lecturas del 22-5-12 (Martes de la Séptima Semana de Pascua)
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Unos Momentos con Jesús y María
 

Lecturas del 22-5-12 (Martes de la Séptima Semana de Pascua)

 
SANTORAL: Santa Rita de Casia
 
Lectura de los Hechos de los apóstoles 20, 17-27
 
Pablo, desde Mileto, mandó llamar a los presbíteros de la Iglesia de Efeso. Cuando estos llegaron, Pablo les dijo:
«Ya saben cómo me he comportado siempre con ustedes desde el primer día que puse el pie en la provincia de Asia. He servido al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas, en medio de las pruebas a que fui sometido por las insidias de los judíos. Ustedes saben que no he omitido nada que pudiera serles útil; les prediqué y les enseñé tanto en público como en privado, instando a judíos y a paganos a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús.
Y ahora, como encadenado por el Espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que me sucederá allí. Sólo sé que, de ciudad en ciudad, el Espíritu Santo me va advirtiendo cuántas cadenas y tribulaciones me esperan. Pero poco me importa la vida, mientras pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús: la de dar testimonio de la Buena Noticia de la gracia de Dios.
Y ahora sé que ustedes, entre quienes pasé predicando el Reino, no volverán a verme. Por eso hoy declaro delante de todos que no tengo nada que reprocharme respecto de ustedes. Porque no hemos omitido nada para anunciarles plenamente los designios de Dios.»
 
Palabra de Dios.
 

SALMO Sal 67, 10-11. 20-21 (R.: 33a)
 
R. ¡Cantad al Señor, reinos de la tierra!
 
 
 Tú derramaste una lluvia generosa, Señor:
 tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;
 allí es estableció tu familia,
 y tú, Señor, la afianzarás
 por tu bondad para con el pobre.  R.
 
 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!
 El carga con nosotros día tras día;
 él es el Dios que nos salva
 y nos hace escapar de la muerte.  R.
 
 
X Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 1-11a.
 
Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo:
«Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera.
Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti.»
 
Palabra del Señor.
 
 
 
Reflexión   
 
El evangelio de hoy se lee la primera parte de la llamada oración sacerdotal que Jesús hace al final de la Ultima Cena. Se denomina oración sacerdotal porque Jesús se dirige al Padre y,  como sacerdote le ofrece a Dios Padre su inminente Pasión y Muerte en la Cruz.
Esta oración del Señor nos sirve de modelo y de enseñanza. Jesús podía haber orado en silencio al Padre, pero quiso manifestarse frente a sus discípulos porque es nuestro Maestro.
Esta oración consta de tres partes:
·        En la primera, Jesús pide la glorificación de sí, y la aceptación por parte del Padre de su sacrificio en la Cruz.
·        En la segunda ruega por sus discípulos, a los que va a enviar al mundo a proclamar su Reino.
·        En la tercera, que se  lee en las misas de mañana y el jueves, Jesús pide por todos los que han de creer en El a lo largo de los siglos.
Dice Jesús: "Padre, ha llegado la hora: ¡glorifica a tu Hijo! Ahora, Padre, dame junto a ti la misma Gloria que tenía a tu lado antes que comenzara el mundo".
  
El Hijo de Dios es igual al Padre, y desde su Encarnación, y principalmente en su Muerte y Resurrección ha manifestado su divinidad.
 
Una vez que Jesús ha rezado al Padre por Sí mismo, ruega por sus Apóstoles, que serán los continuadores de su obra redentora en el mundo. Jesús pide que sus discípulos lleguen a la vida eterna y aclara que la vida eterna consiste en conocer al Padre, lo que significa experimentar la presencia de Dios en el alma y que acaba necesariamente en el amor.
Este conocimiento, este amor es el que constituye la felicidad de la vida eterna, el amor al Padre y a su enviado Jesucristo y esto es lo que Jesús pide al Padre para los suyos.
Amar a Dios Padre y amar a su Hijo único Jesucristo, y amarlos con la sinceridad de un corazón que se entrega plenamente, es lo que nos asegura la vida eterna.
Dice también el Señor: "Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que son tuyos y que tú me diste". Siempre, en las palabras de Jesús está la oposición entre El y el mundo, entre sus discípulos y el mundo.
Los discípulos son suyos. Los discípulos han guardado su palabra. Ellos han creído
En cambio, el mundo no ha reconocido a Cristo, ni al Padre que lo ha enviado; y el mundo persigue a sus discípulos.
Jesús nos afirma que ruega por nosotros, y esto para nosotros tiene que ser motivo de una profunda paz. Pidamos a Jesús que siempre caminemos por la vida sabiéndonos Hijos de Dios y sin apartarnos de sus caminos que nos llevan a la vida eterna.

Somos el pueblo de la Pascua,
Aleluya es nuestra canción,
Cristo nos trae la alegría;
levantemos el corazón.
El Señor ha vencido al mundo,
muerto en la cruz por nuestro amor,
resucitado de la muerte
y de la muerte vencedor.
El ha venido a hacernos libres
con libertad de hijos de Dios,
El desata nuestras cadenas;
alegraos en el Señor.
Sin conocerle, muchos siguen
rutas de desesperación,
no han escuchado la noticia
de Jesucristo Redentor.
Misioneros de la alegría,
de la esperanza y del amor,
mensajeros del Evangelio,
somos testigos del Señor.
Gloria a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.
Himno de la Liturgia de las Horas

 

 

 

 

SANTORAL:  Santa Rita de Casia

Nació en Roccaporena, una aldea italiana de Umbría, cerca de Casia, en 1383. La llamaron Margarita; pero, para hacer mas breve su nombre, todos le decían Rita. Su padre tenía aficiones de floricultor.
Cuando cumplió quince años Rita manifestó el deseo de consagrarse a la vida religiosa. Pero su anhelo fue desoído. Como era costumbre en aquel tiempo, los padres disponían el futuro de sus hijos y así la casaron siendo muy joven, con un rico comerciante.
Transcurrieron dieciocho años que para ella fueron años de paciencia y resignación. Nacieron dos hijos; pero el esposo era rudo e iracundo.
Sin embargo, con el tiempo, la actitud piadosa de Rita fue modificando el temperamento de su compañero.
La aguardaba, empero, la peor de las pruebas. Su marido murió a manos de una asesino, y los dos hijos juraron que tomarían sangrienta venganza. Atribulada, Rita elevó al cielo un pedido heroico. Debía evitarse un nuevo asesinato, y entonces habló con Dios: "Señor, llévame a mis dos hijos con una buena muerte, antes que verlos caer en el crimen".
Su pedido fue escuchado y la atribulada madre acompañó los restos de sus dos hijos al camposanto.
Sola ya, vendió cuanto poseía, lo distribuyó entre los pobres y en 1413 se retiró al monasterio de las angustias, en la misma ciudad de Casia.
Transcurrió el tiempo. Arrodillada ante el altar, meditaba un día sobre la pasión de Cristo, cuando vio desprenderse del crucifico una de las espinas de la corona, que fue a clavarse en la frente. Y esa herida no se cerró jamás.
Envejecida, Rita recordaba con deleite su infancia, la casa grande y el jardín y las rosas, tan vistosas y perfumadas. Deseaba tener ante su vista aquella rosa de pétalos alilados, orgullo de la paciente labor de su padre.
La enfermedad de Rita se agravaba. Ese año de 1457, enero fue castigado con tormentas de nieve, aguaceros, grandes inundaciones y un frío glacial. ¿Dónde encontrar una rosa para la monja moribunda?  En el mercado de flores, escépticos respondieron: "¿Rosas en el mes de enero?" Escribieron a otros países sin lograr obtenerla. Hasta que una mañana se halló en su casa de Roccaporena una rosa, una sola, que acababa de florecer. Y la rosa parecía ofrecerce, perfumada, con sus extraños pétalos de suave color lila.
Rita expiró en Casia el 22 de mayo de 1457.
Numerosos fieles acuden a ella, pues santa Rita es la patrona de los casos desesperados, o, como también se dice, de los imposibles.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy:  Santos: Joaquina de Vedruna, fundadora; Faustino, Timoteo, Venusto, Casto, Secundina, Emilio, Basilisco, Julia, Quiteria, mártires; Fulco, Amancio,confesores; Román, monje; Elena, virgen; Ausonio,Atón, Marciano, obispos.


Aclaración: Se han utilizado para la preparación de las reflexiones que acompañan las lecturas, textos de distintos autores: Hablar con Dios del P. Fernández-Carvajal, Cinco Minutos con Dios del P. A. Milagros, Meditaciones del Pueblo de Dios del P. E. López Rosas, Buenas Noticias para cada día del P. J.M.Garuza, Encuentros Bíblicos del P. M. Weichs, Por los Caminos del Señor del Card. C. Martini, Palabra de Dios para cada día del P. N Quesson, Pensar por Libres del P. E. Monasterio, etc.. y los comentarios de la Biblia Latinoamericana y de EUNSA.  También se han incluido Himnos y Salmos de la Liturgia de las Horas y se han utilizado las biografías de Amigos de Dios y de los Hombres, de Esther Pizzariello de Leoz, y 365 Historias de Clovis Bovo, para la preparación del Santoral.

Los realizadores de esta recopilación de textos no pretenden en ningún caso atribuirse la autoría de los mismos, ni persiguen ningún fin de lucro ni otro, que no sea la propagación de la Palabra de Dios y la doctrina católica.
 
Unos Momentos con Jesús y María
 
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