No menosprecien al estado "laical", como ustedes llaman al nuestro, sin el no serían nada. No se autoproclamen dispensadores de gracias, están aquí para servir y no para ser servidos, no transmitan la idea de que salvarse es una misión ardua, imposible sin su ayuda, si piensan así están equivocados, difícil es pero para ustedes, se lo impiden el orgullo clerical que es por ahí por donde les tiene cogidos el diablo.
Tan grande es el deseo de nuestro Padre celestial de que todos los hombres se salven que envía a su propio Hijo para que creyendo en El nos salvemos, lean las Escrituras y no nos digan como hacerlo, vuelvan al evangelio y practique el mandamiento nuevo que Jesucristo nos dejó.
Y por último no nos manipulen.
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