Un documento interno, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, recoge que el ex jefe del «aparato político» reveló asuntos internos de la banda
MADRID-Faltaba un eslabón para cerrar la cadena, para poder entender la grave crisis por la que atraviesa ETA, la situación de descoordinación y desconfianza interna que sufre y los fallos de seguridad en los que incurre un día sí y el otro también. Se sabía de los duros enfrentamientos habidos entre los sectores que encabezaban Javier López Peña, «Thierry» y Garikoitz Azpiazu, «Txeroki». Pero se desconocía que los cabecillas de la banda expulsaron al primero al sospechar que su acción o inacción propició la detención del segundo y seis pistoleros más. En medio año, entre mayo y noviembre de 2008, la banda perdía a dos de sus más importantes cabecillas. La organización, que ya hacía aguas, empezaba a resquebrajarse devorada por las termitas de la traición, la desconfianza y el miedo. Todo esto coincidía con los movimientos de su «brazo político», que pretende «vender» la inactividad de los terroristas para propiciar «vías políticas». Y es que esta división de la cúpula favorece que la rama política intente imponerse y busque una negociación para poder presentarse a las próximas elecciones.
«Thierry» fue expulsado de ETA y de la llamada «izquierda abertzale» por no haber evitado, o propiciado, la detención de siete destacados miembros de la banda, entre ellos Garikoitz Azpiazu, «Txeroki», según un documento interno, fechado en agosto del año pasado, al que ha tenido acceso LA RAZÓN. «Thierry» fue arrestado en mayo de 2008 y Azpiazu, en noviembre. Ambos habían protagonizado un duro enfrentamiento en el seno de la «dirección» etarra, por lo que siempre se ha sospechado que en sus respectivos arrestos podría haberse producido algún tipo de venganza.
En medios antiterroristas franceses se ha confirmado la expulsión de «Thierry», así como la de otros destacados dirigentes de la banda, y la de la letrada de nacionalidad gala Yolanda Molina Ugarte.
«Thierry» fue expulsado de ETA y de la llamada «izquierda abertzale» por no haber evitado, o propiciado, la detención de siete destacados miembros de la banda, entre ellos Garikoitz Azpiazu, «Txeroki», según un documento interno, fechado en agosto del año pasado, al que ha tenido acceso LA RAZÓN. «Thierry» fue arrestado en mayo de 2008 y Azpiazu, en noviembre. Ambos habían protagonizado un duro enfrentamiento en el seno de la «dirección» etarra, por lo que siempre se ha sospechado que en sus respectivos arrestos podría haberse producido algún tipo de venganza.
En medios antiterroristas franceses se ha confirmado la expulsión de «Thierry», así como la de otros destacados dirigentes de la banda, y la de la letrada de nacionalidad gala Yolanda Molina Ugarte.
Comunicación a su entramado
El documento constituye una comunicación de ETA a representantes de su entramado, entre ellos los interlocutores de los presos, los militantes que tuvieron conocimiento de la crisis provocada y, en concreto, a los reclusos que cumplen condena en las prisiones galas de Fresnes, Fleury y La Sante.
Es consecuencia de las deliberaciones realizadas por el órgano encargado de la «resolución de los conflictos». En el caso de «Thierry» la decisión de expulsión va acompañada de un duro texto en el que se le acusa de ser el promotor de divisiones y de la gran «crisis» que sufrió ETA, por los citados enfrentamientos con el sector de «Txeroki», que queda exculpado. También se le imputa haber informado de asuntos internos a personas ajenas a la banda.
Pero lo más grave para ETA es el no haber enviado a la «dirección» la «kantada» (informe en el que se cuenta todo lo ocurrido durante la detención y los días siguientes hasta llegar a la cárcel) y «por no haber dado los pasos necesarios para evitar la caída de más militantes, lo que conllevó la detención de siete de ellos».
Si se examina la lista de arrestados desde mayo de 2008 hasta agosto de 2009, mes en el que se elaboró el documento, hay decenas de detenciones importantes. Sin embargo, las fuentes consultadas consideran que la nota se refiere a Garikoitz Azpiazu, «Txeroki», y a Leire López Zurutuza, «Jare», capturados en noviembre de 2008; a Aitzol Iriondo, Eneko Zarrabeitia y Aitor Arteche, en diciembre siguiente; y a los que fueron detenidos en España por, supuestamente, colaborar en la fuga de Arteche a Francia: Javier Gutiérrez Jimenez, Amets Ladislao González e Ibai Egurrola San Andrés. Son ocho y, entre ellos deben estar los siete.
La actitud de «Thierry», por acción o inacción, les llevó a la cárcel, aunque algunos ya están en libertad. Salvo en el caso de «Txeroki» y Leire López, en el que el móvil de la venganza podría estar más claro, los otros arrestos se podrían deber a un efecto «dominó». Si no se evita la caída de la primera ficha, las otras van siendo tumbadas.
El documento indica que las expulsiones se han decidido para que sirvan de ejemplo a todos los militantes de la «Organización y, por lo tanto, no se repitan hechos similares». ETA anuncia que se va a producir un cambio en el funcionamiento interno de la banda, pero no da detalles. Concluye con una petición a los destinatarios del papel: que gestionen las decisiones tomadas con responsabilidad y discreción.
«Thierry». Portavoz de la banda en las negociaciones
Francisco Javier López Peña, «Thierry», o simplemente Javier López, como le llama ETA en el documento de expulsión, fue el portavoz de la banda en las negociaciones con el Gobierno durante el pasado alto el fuego. Se trata de un individuo pagado de sí mismo, engreído, que se cree el centro del universo y que hizo ver a los representantes del Ejecutivo que era el «jefe supremo» de ETA.
«Txeroki». Un mal jefe «militar» que ganó en la crisis
Garikoitz Azpiazu fue un jefe de «comandos» malo, que propició muchos errores y desarticulaciones de «comandos» que él mismo se había encargado de formar y adoctrinar. Sin embargo, y pese a haber pasado por un «consejo de guerra» del que salió bastante tocado, en la crisis con «Thierry» resultó el gran ganador, aunque de poco le vale porque está en la cárcel, como su encarnizado enemigo.
e vale porque está en la cárcel, como su encarnizado enemigo. la cárcel, como su encarnizado enemigo.
Garikoitz Azpiazu fue un jefe de «comandos» malo, que propició muchos errores y desarticulaciones de «comandos» que él mismo se había encargado de formar y adoctrinar. Sin embargo, y pese a haber pasado por un «consejo de guerra» del que salió bastante tocado, en la crisis con «Thierry» resultó el gran ganador, aunque de poco le vale porque está en la cárcel, como su encarnizado enemigo.
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